A mi querido PLOMITO sábado, 21 de enero de 2006
>>>>>> A mi querido Plomito <<<<<< ...................................... Recuerdo una tarde hace 16 años, aproximadamente, cuando te conocí. Un gatito juguetón de color plomo con la punta de su colita partida, escapando de unos chiquillos que te molestaban en el Distrito de Pueblo Libre. Te acercaste a pedir comida, pero lo más importante de ese encuentro inicial es que confiaste en mí y esa confianza se tradujo con el pasar del tiempo en un amor entre mascota y amo como dirían algunos, pero que yo llamaré entre un angelito que Dios puso en mi camino, un ser solidario que comprendió rápidamente que ese nexo iba a durar por mucho tiempo... Cuando llegaste a casa te encontraste con otros gatitos como tú y como tenías vocación de mando te topaste con el Negrito que no se sometía a tu "dominio". Así se creo una rivalidad que duró por años, pero que en el fondo creo, era la necesidad de encontrar compañía de juego con el Negrito que él asumía de otra forma. Mi abuelita Alicia y mi papá Eulogio te engreían como a los demás, pero lo que empezó a llamar la atención era tu "voz" para entonar cánticos gatunos mordiendo tubitos de la medicina omneopática de mi mamá. ¡ Vaya conciertos que dabas! . Eso sin olvidar tus escapadas por las paredes a casas de vecinos. No puedo dejar de recordar tu forma de "sentarte" a la mesa pues te sentabas en la silla y ponías tus patitas al filo de la mesa para pedir comida que era adicional a la que te daban claro está. Fuiste la compañía de mi madre, mi madrina y de quien te escribe. El gato mayor de la casa por el que existían preocupaciones y atenciones. Fuiste testigo de la llegada de otros mininos también traídos con amor para evitar desventuras callejeras. Así pasó el tiempo y luego de la partida física de mi abuelita y mi padre fuiste nuestro fiel compañero; alegre y juguetón que nos esperaba cada vez que llegabamos a casa tras salir a trabajar o a cumplir cualquier diligencia. Mi padre decía: El tiempo es como la sombra que proyecta un avión. Uno corre tras ella para alcanzarla, pero no puede. Ese tiempo te fue mermando físicamente, pero a pesar de ello tu fortaleza interna adicionalmente a los cuidados de la casa y de tu veterinario, el Dr. Miranda, te ayudaron a mantenerte con nosotros pese a enfermedades propias de tu edad. Tuve una enorme preocupación de no verte a mi regreso del viaje que, por razones de trabajo realicé a Seúl, pero en el fondo mi fe siempre me decía que estarías esperándome. Aquí tengo que agradecer una vez más a Dios, a la Virgen María y seguramente a la intercesión de mis ángeles pues rezaba por tí y cada vez que te ponías malito sé que de arriba te daban una mano para recuperarte. Ya con menor fuerza recuerdo en las últimas semanas que no perdías esa energía interna que te hacía levantarte cuando tu cuerpo ya casi no te lo permitía. Hace dos semanas subiste a mi cuarto a pasarme la voz y te echaste en mi cama para dormir conmigo. Ese gesto al igual que tu compañía cuando me encerraba en mi ex cuarto con la pc y sobre todo tu tierna espera para recibir pedacitos de queso que te guardaba de mi desayuno son momentos que tampoco olvidaré pues simbolizan tu cariño hacia mí y eso es algo que quedará por siempre en mi mente y en mi corazón. Hoy tuviste que descansar pues era lo correcto y aunque mis lágrimas decían que no, lo concreto era que hicimos lo adecuado por tu salud y para que retornes al Padre el cual te puso en nuestro camino. Cómo te voy a echar de menos cada vez que vea tus lugares favoritos de estadía. Ahora solo me queda orar por tí cada noche como lo hago por todos mis seres queridos. Si Dios lo permite serás un angelito más de mi guarda al cual veré nuevamente cuando vaya a ese mundo de luz en el cual debes estar. ¡Hasta siempre querido Plomito, mi gatito fuerte...! ¡ Nunca te olvidaré! Renzo M.Ramos Fernández-Davila renzoram@gmail.com
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