A una lujosa y señorial embarcación,
sin dudarlo, un solo instante,
la más elegante Dama,
Señora principal de aquel lugar,
subiría,
si un gran temor no tuviese...
Y es el tal qué...
Al levantar y ahuecar su falda
la pierna se le viese...
y aquello vacilar,
la haciese,
pues si alguno
lo observase
decir de ella pudiese...
tal suceso,
que de chanza y habladuría
motivo sería de gacia,
y de él, a su espalda,
tres cuartos al pregonero,
se daría, con o sin falacia...
Ah, ¡ Más no!
fiera y desafiante está la espada
de su altanero Caballero,
Gran Marqués de la pluma en el sombrero
a cualquier
que haga de miserable pregonero
como la vil moneda,
que rueda
rueda,
y de boca en boca se queda,
¡ No!
tal osadía
de hombre o mujer
caro, el tal rufián
o la tal arpía
pagarán...
Que nadie se ría
de su amada esposa y
graciosa señoría,
sepan ustedes qué,
al que a tal suerte, rete
y ose,
él desafía.
Por él, por ella
por su honor,...
¡ Que su fiel Tizona!
con valentía
y furor,
tan noble Señor,
sin dudarlo esgrimiría.
que es tal su hidalguía y
valentía,
que de un certero tajo
esa lengua difamatoria
seccionaría...
Pues se le ha otorgado
por su Dios y Señor
como privilegio especial,
el de luchar por todo honor,
blandiéndola con furor,
si es por motivo cabal,
con la única condición,
de que cuando el fiero
acero
esgrima.
suceda en sonada ocasión,
sin ánimo pendenciero,
sea pues su uso ... necesario
justificado y justiciero...
¿ Entonces?
¡Hágalo pues el Caballero
pero hágalo presto
y con esmero...!
si su bella Dama,
para subir al velero,
decide mostrar
su hermosa, y
bien torneada pierna...!