En recuerdo de
Lilliam, la bella princesita
que se murió siendo niña, por no lavar bien
-- con agua y jabón--
sus lindas manitas,
antes de sentarse a la mesa a comer.
()* LAS DOS PRINCESITAS *()
Había un país maravilloso, donde el Sol,
siempre brillaba luminoso.
Y en medio de un cercano bosque muy frondoso,
Se alzaba un castillo maravilloso,
en el cual vivían, Nathaly y Liliam,
dos bellas princesitas
dulces y gentiles cual dos florecitas,
de cabellos rubios
y ojos transparentes
azules como los Cielos.
Una de ellas, Liliam
estaba muy enfermita,
nunca lavaba sus manos antes de comer
cogió una infección muy fuerte,
y ahora
frágil
y
débil .. ¡ Se moría!
Y es que Liliam
no había hecho caso
de los buenos consejos
de sus papis queridos,
y después de estar todo el día jugando
en el jardín
con la tierra y los perros,
día a día comía,
sin, con jabón , lavar bien sus manos.
Había contaminado
los alimentos
que se había comido
y una legión de poderosos
virus
invadió su sangre
y organismo,
por eso mismo,
Lilliam se moría.
Ya nunca llegaría
a ser
una joven Princesa
adulta, feliz y bella,
destinada a conocer a un Príncipe.
Moriría antes de llegar a bailar y lucir
en los luminosos Salones,
de Palacio.
Nunca rompería los corazones,
de los amables jóvenes;
ni luciría
preciosos ropajes
y ,trajes de vaporosas gasas y sedas,
que sí, se pondría la bella Nathaly,
niña buena y obediente
que siempre ¡ Siempre!
lavaba sus manos,
con agua y jabón
y gran esmero
y cuidado,
antes de tocar y comer
sus alimentos,
y después decía,
antes de sentarse a la mesa:
00
- Papí, me acabo de lavar
las manos, muy bien
lavadas con agua y
Jabón.
Ya puedes darme
un beso,
pues he sido buena
obediente
y prudente,
y...esto,
Nataly lo recordaría
toda la vida
teniéndolo
muy presente,
pues sabría
que por culpa de ello
se había muerto
su hermana Lilliam,
cuando era una niña,
y ella quería
vivir
y sentirse feliz...
Así llegaría
A ser mayor,
¡ Una hermosa princesa!
se casaría
con un príncipe por amor,
tendrían muchos hijitos,
los dos, juntos vivirían
y comerían muchas perdices
siendo, por siempre, felices,
¡ Pobre Liliam,
siento tristeza!.
Que pena me dan
esos niños
desobedientes,
que no hacen caso
de los consejos
de sus papis buenos,
se enferman
y mueren
sin haber llegado
nunca a conocer
el amor
y la
felicidad.