Deja ya de llorar, y ríe,
rie a toda hora y a cada instante,
por esto y aquello, por todo y por nada.
Sonríe a la música y profesale amistad
hazlo al valle, al sol y al mar, a tus amigos,
a aquel avión que surca los cielos,
a la travesía de aquel glgantesco crucero de lujo,
y sonríete a ti mismo,
ante tu imagen en el espejo,
por tu quehacer diario, alegre y feliz,
mas no olvides al mundo abrir ventanales,
expandir tu hacer benefactor,
y cual el ruiseñor cantar y gozar,
sea noche o día, a la vida intenta saludar
pues todo lo zaíno, desleal y oscuro
obra es de ese ser maligno, perverso
y malvado
que intenta poner trabas a nuestro gozo,
y con un chasquido de tus dedos,
empújalo al vacio,
allí donde habita lo cruel y desalmado,
lo demoniaco en su intento de eterna traición,
y recuerda...
que no debe importarte
si de tanto reír
se te ponen arrugas en el rostro
porque realmente y
tal como dice el dicho
las únicas arrugas que nos deben peocupar...
¡Son las del corazón!