Hay un lugar para cada cual, por ello… ¡ Por favor!
No nos apresuremos, ni empujemos unos a otros,
tampoco debemos menospreciar, vituperar
ni faltar al honor y a la dignidad debida a cada ser humano.
Todos seremos, un día, justamente acomodados
en el lugar que nos corresponda en la lista
de méritos y prioridades…
Sucede que a veces nos equivocamos en la medida
de las cosas y de nuestro prójimo…
Sucede que a veces, somos tan necios y creídos que confundimos
lo que es lícito, con lo que no lo es
y, aspirando a recibir laureles,
somos coronados de abrojos.
No importa que los sedientos de vanidad y prepotencia
corramos a situarnos, a nosotros mismos, en los mejores lugares
de Su mesa,
Haciendo oídos sordos a aquello de que…
tan sólo los últimos serán los primeros.
Sucede que Él, es sabedor y se ocupará, en su día,
de colocarnos a cada cual
En el justo lugar al que se haga acreedor
según su escala de valores
y es seguro que habrá muchas y grandes sorpresas…
¡ Muchas!
Y desde luego obviamente,
no seremos acomodados de acuerdo a esa estúpida vanidad,
presunción o la ciega credulidad de algunos de nosotros,
pues…
conocido es por todo ser cabal
Que no es preciso , alabarse, crecerse o tratar de engrandecernos
a los ojos de los demás.
Siempre será preferible y aconsejable, que sean esos otros…
¡ Los demás!
quienes descubran nuestra verdadera talla y valía…