Qué gratificante el piano de las aguas,
cuanta su paz y armonía...
Ya casi llegando voy a la rada
donde me espera la nao de los suspiros,
y a bordo de mi encuentro con ellos,
Cuán bella y resplandeciente,
señorial y mágica es.
Ya en su cubierta las aguas
suben y bajan
haciendo remolinos, bajo ellas,
coronados de espumosas olas,
Más allá la arena dorada,
el alegre colorido de los parasoles.
Ya en primera línea la playa
que contemplo feliz,
mientras me dejo acariciar
por los rayos cálidos
y amorosos,
del Astro Rey
admirando la línea mudable
del infinito horizonte,
ante la cual prevaleces tú
con esa sonrisa deliciosa
y mirada cálida y sublime
de tus ojos cual cielo azul.
¡Oh ensueño!
Qué placer será surcar ya los mares,
juntos y asidos a la mayor,
vera y timón de tu vigoroso talle,
y al mágico trinquete de mi caricia.