¡Ha llegado a nos el Otoño !
Y aquellas coloridas y preciosas enramadas
de la arboleda del Valle del Amor Eterno,
que antes lucía regia, señorial y hermosa
se tornó lacia, amarillenta,
rojiza y ocre.
Sé, que languidecerá y se desprenderá
al soplar los vientos sobre ella,
y las lluvias las irán, por el fango,
arrastrando muy lejos de nos.
Mas tambien sé que nunca lograrán
!Jamás!
separar sus amantes raíces
firme e indisolublemente unidas
a la tierra,
con ese inexpugnable cimiento de
eterno e inviolable amor,
que las sustenta:
El de dos bellos arbolitos
de hoja perenne
que se han jurado amor sincero,
y fidelidad por toda la eternidad.
Porque, aunque muchos lo ignoren,
los árboles también saben de Amor.