A ellas, al igual que a mi, nos encanta ir
con paso lento y lánguido
por la orilla del mar,
disfrutar de días despejados
sin nubes plomizas
que se difuminan y alejan.
Ver niños felices entre risas, juegos y gritos de alegría,
navios con viejas brújulas marinas
y hermosos pájaros picoteanfo sus plumas al sol.
Elevar el espíritu con la ldelicia sacra
de la música,
el restaurador milagro del paisaje,
y la estructura pastosa del color,
entre los soplos deliciosos de viento
las caricias amorosas de sol
y los trinos del ave del paraiso,
pues se dice que cuando se le oye,
los deseos del corazón se realiza
mi admiración a la turquesa serena
de las aguas en calma
sin el purgatorio del ruido
de un mundo discorde
e inarmónico,atropellado de miserias y ambiciones;
sin las interferencias de quienes nos son
ajenos, lejanos en sentimiento
y totalmente indiferentes…
Así, día a día, yo, siempre a su lado
voy dejando medrar, en cada una de mis anhelos,
para los ensueños, la paz, el gozo, el bienestar,
Hace tiempo supe
que era, para mi, primordial, visitarlos
y aquél era el preciso instante,
mi momento, el esperado.
La ocasión que me brindaba el hado.
El tanto tiempo anhelado era ahora
que recibimos de las manos acogedoras del silencio
y la paz,
el legado de esa vida, por nos soñada,
la siempre ansiada
y es entonces ...
cuando despierto, entre ellas,
me hallo.
Ya lejos ¡ Muy lejos de todo lo odioso!…
en vuelo jubiloso hacia esas, siempre soñadas
ansias, anhelos y deseos
desligada y ausente, de los lazos mundanales,
eternamente liberada, sutil, diáfana, iridiscente,
e ingrávida,
cual la pluma dorada, que danza en mis sueños
paradisíacos, esa, que sube y baja, alejándose, de vos,
envuelta entre los giros caprichosos de nuestro hermano, el viento
bajo los rayos cálidos y afables del padre sol
y… ¡qué dicha y gozo!
lograr, al fin, asir y acariciar, por breves instantes,
las suaves y aterciopeladas estolas
de la eternidad, y levitar despreocupadamente
sobre ellas... ¡ sin intromisiones!
*
