Un día soñé que, junto a ti, dulce amor,
lindos zapatitos con botones de oro, yo calzaba
y mientras se entrelazaban nuestros pétalos…
y, descubrí lo que era la felicidad,
entre aquellos interminables setos
de coloridos tulipanes holandeses,
¡Ah,! entonces me sonrojé de gozo y placer,
al verme, tan mimada, cual si yo también
fuese una flor…
Mas…
al despertar de mi ensueño
vi que me iba deslizando
por el cielo abajo,
asida a la mano del viento
entre remolinos de cristales azul cobalto
y espejos danzarines de destellos cegadores,
hasta un cálido nido de un alero
Ah, entonces lo supe…
no había nacido flor
sino
golondrina.
¿Ya no podría lucir, aquellos soñados,
zapatitos con botoncito de oro?
¡qué tristeza!
Me hubiera hecho tanta ilusión
mas
volar era una delicia
y pronto olvidé y me sentí consolada,
sabiendo que no era flor, pero sí ave que vuela
eco que va y viene, en las alas del viento
ala reluciente, giro alado , vuelo majestuoso,
y vuelo infininito,
Supe además, que. mientras jueguen a frondoso
las praderas
y los trigales con su vocinglero decir
serán mi escenario de abundancia en la danza
de las mieses doradas,
y que mis trinos les sonarán a esa sedosa alba
que besa amaneceres, con la más dulce alborada
que tejer puedan las cuerdas de plata
de la flauta de mi pico
y, ya no dudaré.
Todo cuanto, aquí habita, se conmoverá,
las flores se llenarán de delicioso gozo
y…
la sinfonía grandiosa de la tierra
me acompañará, con su esplendorosa polifonía
mientras...
perdure el tiempo de apertura, de la puerta
que permite el acceso de todos los tiempos
a su núcleo central ...