Ahora es el momento.
sentenció esa marinera
y sonrosada luz del atardecer,
así
navegando a todo trapo,
por entre el lánguido destello
de las aguas resplandecientes,
amable y palpitante, volvió a la vida
entre titilantes estrellas y coloridos
calendarios,
para sutilmente, acicalándose…
Ver amanecer!
Ajena e indiferente a lo que aguardaba,
no lejos de ella, afanosamente la esfera
tensaba las cuerdas de sus violines,
aquilatando, ahorrando,
alabando, pero midiendo
lo alegre, exquisito, musical
y ameno.
de reposar, danzar y reír entre
pinceles acuosos
aves aterciopeladas para el ensueño
mas aquella superficie rítmica
nunca supo de sueños.
Era
insomne…
¡ Acá, allá, los brazos del tiempo
altruistas, fingían no mutar ,
no saber, de vientos, lluvias, ni paraguas,
si acaso de no opacar lo bello de las nubes,
colorear rítmicas y hechiceras melodías,
¡Altruista!
Allí se gestaba el amor,
se amaban y adoraban
hasta… los peces, las brisas,
las agujas del diluvio,
y la ardiente esfera del sol.
Todos pacientes, esperando su turno,
para ser acogidos, amparados,
entre los brazos inquietos,
y fogosos de los ensueños,
apoyado en lo rosa perfumada de su visión,
para una deliciosa y placentera melodía
en su clave de azúcar,
caricia suave de terciopelo.
Día a día más y más melódica,
curvilínea, atrayente,
rutilante y exquisitamente amorosa.
y para quien quiera ¡Apetecible!