No, ya no llovizna sobre la verdosa grama.
Hoy, ni tus pies y los míos van juntos,
no caminan en la misma dirección.
Ya no me enredo en ninguna de tus ramas,
al hollar la húmeda y esponjosa grama,
ni en su mínima verde y más dulce brizna.
No está el día
para la sintonía,
la amable cancioncilla,
ni el deleite.
"Gotas"
Hoy entra Mayo y aún calzó aquellas botas,
a las que debo gratitud,
no son ni muy bajas ni muy altas,
ni demasiado viejas, o tan nuevas.
No están lo que se dice vistosas ni resultan sosas,
pero gracias a ellas pude huir,
cuando te descontrolaste,
y perdiste los papeles...
"Ni de aquí, ni de allí",
Ni lo uno ni lo otro.
Ni de tu lado me fui,
ni junto a ti volví.
Me ausenté,
y lo hice aliviada y gozosa,
para volver a mi antaño vida de color rosa.
Anhelando, de nuevo, oír el canto del ave del paraíso.
Volver a escucharlo,
bajo otro sol de mirada cálida,
y sugerente.
Ayer temblé al decirte que solo eran gotas,
cuando bramabas ¡Diluvió. diluvio!
Tu voz paranoica me espantó,
con su desorbitado plenilunio.
"Chapuzón"
¡Ay, qué gozo, fue, de tu lado huir,
más y más alejarme,
me latía, de tal ansia y dicha, el corazón.
No sabía si llorar de terror,
o de placer reír?
Preferí lo último,
reir, siempre reír,
nunca anhelar volver a verte venir.
Ahora es tan inmensa mi emoción,
cual mi preocupación
por si, a la vista, te ocultas,
a mi espera, en algún rincón.
"Voy y vengo"
En ningún lugar siento seguridad,
mi allí, ni aquí.
El miedo me impide dormir.
Mejor será que más aún me oculte:
Una peluca, unas gafas, otro coche, otra casa,
otro país, otra ciudad.
Incluso...
¿Otro planeta?,
Para de ti lejos,
¡Muy, pero muy lejos huir!
poner distancia,
porque el pavor
de tu temida presencia
aún me aterra y llena mi ayer
de una pavorosa incertidumbre y horror
que no me deja vivir...