No dudes ni vaciles amado de mi destino,
tómate el tiempo que precises, pero ven.
Siempre te estaré esperando…
¡No tengo prisa. .En mí, el tiempo es infinito!
y aunque nunca te he visto
sé que cuando llegues, te reconoceré.
Solo tú lucirás ese azul intenso del mar
en tus pupilas,
la destellante magia de la mies dorada
en los cabellos,
y en tu noble rostro…
ese singular hálito y esplendor inigualable000.
Tus pasos resonarán firmes,
tus brazos serán amables y vigorosos.
Tus manos cálidas, exquisitamente delicadas,.
y sé que al hablarme, huirán despavoridas,
todas las tinieblas que hacen vacilar mis pasos,
al transitar los silencios, vacío y soledad,
de la senda de cada día..
Cuando vea bogar hacia mi bahía,
ese tu majestuoso bajel de velas níveas e infladas,
retornará la luz, la plenitud y la música a mi corazón,
y aquel sentir que yacía mustio y adormecido,
cobrará nuevos bríos. Irá a tu encuentro,
entonando la más dulce canción jamás soñada.