Saber que es sábado
me llena de paz, ilusión
y alegría.
Se ha detenido el reloj
a beber, en el arroyo
de la quietud,
y armonía.
Se quedó dormido
parado
en sus dinteles, de división
y tiempo.
¡Qué maravilla!
Hoy no sabe de medida,
no se escucha
su monótono tic tac,
tic tac…
Puedo detenerme,
contemplar
o dormitar
bajo el sauce
de los mil ensueños.
Acomodarme
en la silla de oro
frente al Pacífico,
a tu lado,
ver
como van y vienen
las majestuosas,
blancas
y espumosas
olas,
y como sobre ellas
vuelan felices
y gozosas
sus más níveas
gaviotas.
Puedo calzarme
de anhelos,
sueños y deseos,
soltar mis cabellos
al abrazo dulce de las brisas,
satisfacer mis ojos,
tomarte en mis sueños,
acariciarte
y, besar tus labios.
Que hoy … ¡Me sobra un tiempo,
senza fine!*
para amarte.
*