Vi, con sumo deleite y gran placer,
como en un sueño maravilloso,
a la humilde Eliza, de oficio violetera
deslizarse por la magia e ilusión
trocando sus ajados harapos por:
preciosos ropajes
costosas joyas,
exquisitos zapatos
elegantes peinados
y refinados modales,
desde el mercado de las flores
hasta el pináculo del éxito social
por obra y gracia de Henry,
un snob y excéntrico lingüista,
quien establece una apuesta,
en una noche lluviosa,
con su amigo el Coronel Pickering
para, en sólo seis meses,
hacer pasar a tan vulgar criatura
por una exquisita gran dama
de alta cuna, con simplemente
enseñarle a pronunciar adecuadamente el inglés
y hacerla figurar así, como refinada señora,
entre la inasccesible alta sociedad.
Una preciosa y magistral adaptación
de la comedia musical de Lerner y Loewe,
inspirada- a su vez- en el Pigmalión de Bernard Shaw.
Gozoso espectáculo en el que todos sus elementos
se ensamblan de manera mágica.
¡Qué dicha!
Elegante, deliciosa, vibrante,
Se trata de una obra maestra
“más allá del bien y del mal"
Por la cual una humilde harapienta
¡ Violetera!
es convertida...
de vulgar y maltrajeada ignorante
en toda una dama
hermosa y elergante, ¡de la A, a la Zeta!
