En tu busca, cual ayer,
fui con iusión
por la orilla del mar,
susurrándole al viento,
dialogando con las gaviotas,
saludando a las peonías,
y a todos peguntando por ti
y el silencio más absoluto
fue la única respuesta...
¡ Te necesitaba amigo mío... !
¿Dónde estabas?
Así pasaron diez días,
después más de quince
y al fin comprendí...
Me hiciste daño...
¡ Mucho, mucho daño!
Sentí profundo dolor,
desencanto y tristeza
ante tu descortés actitud
y cruel silencio.
Fue desmoralizador
y angustioso para mi.
Pero heme aquí, de nuevo
sabiendo que todo eso ya quedó
muy atrás en el tiempo.
ya pasó todo.
Ahora ya estoy de pie,
caminando feliz por la vida, pero …
ya sin obviar aquello de...
" No podemos evitar que sople el viento,
pero sí podemos construir molinos"