Poemas
¡In Memoriam!

miércoles, 23 de septiembre de 2009








RUDOLF NUREYEV
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17 Marzo 1938
6 Enero 1993
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Falleció en París el 6 de enero de 1993 víctima del sida.
En su entierro y bajo acordes musicales de Bach y Chaikovsky,
Ninel Kurgapkina, su pareja
en los tiempos en que ambos actuaban en el ballet Kírov de Leningrado,
recitó en ruso
los versos de PUCKIN:

"¿Cuándo vendrás, mi libertad? ¡La hora ha sonado y yo te llamo!"

DE BYRON:
"Los espíritus que he convocado me abandonan,
los encantos que he conjurado se burlan de mí,
el remedio que había soñado me tortura,
ya no puedo recurrir a ayudas sobrehumanas".

Las rimas italianas de MIGUEL ÁNGEL:
"El amor me posee, la belleza me encadena,
la piedad, la merced, con sus suaves miradas,
dan a mi corazón una firme esperanza".

DEL ALEMÁN GOETHE:
"No he hecho más que atravesar el mundo corriendo;
he cogido por los pelos cada deseo, dejando ir al que no complacía,
dejando pasar al que me escapaba".

DEL FRANCÉS ARTHUR RIMBAUD:
"Es el amor medida perfecta y reinventada,
razón maravillosa e imprevista"


Y EL SOL COMENZABA A BRILLAR SOBRE PARIS...

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Rudolf Nureyev,
ha sido nombrado por muchos críticos como el mejor bailarín
del siglo XX,
y posiblemente el mejor que jamás
ha existido.

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Ese día amaneció gris y húmedo…
pero cuando Rudolf Nureyev fue enterrado
en el cementerio ruso de Saint-Geneviéve-des-Bois
el sol sonreía sobre la región parisiense.
Quizá fue  porque Nureyev se merecía
tan feliz casualidad.
Como se merecía la hermosa ceremonia de” ADIÓS”
que París le dedicó en la vieja ópera Garnier

A hombros de seis bailarines al borde
de las lágrimas,
el cadáver de Nureyev hizo su última entrada y  salida
del viejo templo de la música, el baile y el arte lírico.


No hubo discursos, ni ceremonias religiosas,
que acompañasen su inhumación.
En lo alto  de la gran escalera interior
del palacio Garnier.

Recubierta por ramos de crisantemos blancos,
a los pies de los restos de Nureyev,
reposaba un cojín azul con la cruz
de caballero de la Legión de Honor
y la corbata de las Artes y las Letras,
dos de las distinciones
que Francia le había otorgado.


Un millar de personas venidas de todo el mundo
asistían a la ceremonia.
En el exterior, con sus flores en las manos
y los rostros descompuestos, se agolpaba otro millar.
A estos últimos, los anónimos admiradores de la estrella,
la policía les impedía la entrada en la ópera.
Hubo una chica que logró colarse.
Era una muchachita de unos doce años que llegó
y le dijo a uno de los severos guardianes del orden:
"Quiero entrar, soy bailarina".
El funcionario le respondió lo que a todo el mundo:
"Si no tiene usted invitación, no puede pasar".
Entonces la chica se puso de puntillas,
hizo una grácil pirueta y, sosteniéndose en el aire
sobre un pie, repitió:
"Soy bailarina"
Rendido, el guardia retiró la valla metálica
y le abrió el paso.


No tantos como hubiesen querido hacerlo,
desfilaron en silencio delante del féretro de Nureyev
depositando flores de lis,
ramilletes silvestres y zapatillas de baile.
  y, recién introducido el ataúd en la tierra,
comenzaron a dispersarse en silencio.
Bajo los rayos del recién aparecido sol,
el cementerio de Saint-Geneviéve-des-Bois,
yacía el vagabundo Nureyev lo había escogido personalmente
como su última residencia.
en vísperas de su muerte.
el bailarín había deseado aunar así su amor por Francia,
la tierra que le descubrió la libertad,
y su pasión por Rusia, su cuna y la fuente de su genio.
La inhumación de Nureyev  fue precedida por los funerales
desarrollados a partir de las diez horas
en el palacio Garnier.
El ataúd salió y entró del palacio a hombros de seis veteranos
bailarines de la ópera de París,
  en presencia de dos hermanas de Nureyev;
el ministro de Cultura francés, Jack Lang;
el director de la Ópera, Pierre Bergé,
y el ex ministro de cultura François Leotard. Lang,
que ofició la ceremonia,
hizo el elogio del bailarín que él había nombrado en 1983
al frente de la dirección artística
del Ballet de la Opera de París.

"Que la tierra de Francia, que has escogido para ser enterrado,
te sea dulce y hospitalaria",
dijo el ministro.
Y, tras rendir homenaje a la "lucidez" y "valentía" de Nureyev
frente a su enfermedad, afirmó:

"Los astrónomos dicen que la luz de algunas estrellas
brilla mucho tiempo después de su desaparición.
Desde el panteón de la belleza,
su única y verdadera residencia permanente,
Rudolf Nureyev
continúa deslumbrándonos"

*

Ann L. Gordon Stewards
alumna de danza clásica
1993 L.A.Calf.U.S.A.
IN MEMORIAN
A NUREYEV...
Music
RUDOLPH NUREYEV : DANCING ...MORNING MOOD BY GRIEG


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