Mi dicha ¡Mar de amor! Son esas mil gaviotas
que bullen en mí ardiente pecho,
cerca de tus lejanos horizontes a escalar,
esas que más sedosas, suaves, dulces
lánguidas y hermosas
hacen aún mis placenteras tardes,
cuando adormiladas danzan las brisas
y por doquier solfea el eco;
cuando se escucha el dulce murmullo
de un cálido susurro que va y viene, volando
en las aras del viento,
que gime cual la cuerda tensa
de violín…
¡Qué es, a la vez, suspiro y lamento…!
Más hermosas tus auroras
y las mías, el rocío, la lluvia mansa,
las oscuras madreselvas del anhelo;
más dulce nuestro beso,
la caricia …
¡ Mi dicha, ¡ Mar inolvidable del Amor!
son las mil orquídeas perfumadas,
delicadas e inagotables del
infinito placer de...
¡Amar!