Si supieras mi vida que te amo
y ¡cuánto te amo!
no renunciarías a vivir sin mí…
Si vida mía, como te amo
¡ cómo te amo!
dejarías de mendigar… cualquier amor…
¡ Cariño si tú aceptases que porque amo,
te amo!
habitarias mil veces un mundo más feliz…
Mi dulce amado, cuanto te amo,
¡ cómo te amo!
Ah, si dejases hablar a tu corazón
con el mío.
No haría falta justificar razón
hablaría la dulzura del corazón,
porque la vida nos besa y acaricia
nos llena de anhelo e ilusión…
pone una estrella en nuestro norte
anhelando que, tras ella, tú y yo vayamos
abrazados, por los ensueños
hasta ese lugar idílico del nunca jamás…
Pon una luminosa estrella en nuestro norte
y tras ella, tú y yo volaremos
plenos de dicha y trgocijo.